Carlos Pallas Rodríguez | Arquitecto

Experiencia, Responsabilidad, Profesionalidad & Colaboración

Tipos de Obras en la Construcción.

En muchas ocasiones, lo que popularmente entendemos por «obra permitida» no coincide con la regulación establecida por la administración. A pesar de que podemos asumir que cualquier tipo de intervención en una edificación está permitida, es esencial ser cuidadosos y conocer con precisión qué obras están realmente autorizadas según la normativa vigente.

La legislación urbanística se encarga de delimitar claramente qué se considera obra permitida, estableciendo definiciones específicas que evitan interpretaciones erróneas. En este sentido, el Reglamento de la Ley del Suelo establece diversas categorías de intervenciones en la edificación, cada una con sus propias características y requisitos. A continuación, se presentan las definiciones contempladas en la normativa con ejemplos específicos:

Obras menores:

Son aquellas de técnica simple, con escasa entidad constructiva y económica, que no implican alteración del volumen, uso, instalaciones ni servicios comunes, ni afectan al diseño exterior, cimentación, estructura o condiciones de habitabilidad o seguridad del edificio.

Te pongo dos ejemplos: El primero podría ser la instalación de una nueva encimera en una cocina sin modificar las instalaciones de agua o electricidad está permitida, ya que no altera elementos esenciales del inmueble. En este caso, la obra consiste únicamente en la sustitución de la encimera existente por una nueva, sin necesidad de intervenir en la distribución o funcionalidad de la cocina. Al no afectar a las redes de saneamiento, fontanería o electricidad, ni modificar elementos estructurales, esta actuación se considera una mejora estética y funcional dentro del ámbito del mantenimiento y conservación de la vivienda, por lo que no requiere licencia de obra en la mayoría de los municipios.

El segundo podría ser el cambio de una puerta interior en una vivienda. Se trata de una obra menor porque no implica modificaciones estructurales ni afecta a la seguridad del edificio. Esta actuación se limita a la sustitución de una puerta antigua por una nueva, ya sea manteniendo el mismo marco o reemplazándolo sin intervenir en los muros de carga ni en la distribución del inmueble. Dado que la obra no compromete la estabilidad del edificio ni altera las condiciones de habitabilidad, se considera un trabajo de mantenimiento que, en la mayoría de los casos, no requiere permisos administrativos, salvo en edificaciones protegidas o en determinadas normativas municipales.

Obras de mantenimiento

Consisten en actividades rutinarias, continuas o periódicas de escasa complejidad técnica destinadas a preservar las características, funcionalidad y longevidad del inmueble, sin sustitución o introducción de nuevos elementos.

Por ejemplo, la limpieza y pintado periódico de una fachada sin cambiar su material o color original es una obra de mantenimiento, ya que solo busca preservar la estética y protección del inmueble. Este tipo de intervención ayuda a mantener la imagen y conservación del edificio, protegiéndolo de agentes externos como la humedad, la polución o la exposición solar. Dado que no se realizan cambios en los acabados ni en la composición del revestimiento original, esta actuación no afecta a la estructura ni a la configuración del inmueble, por lo que generalmente no requiere licencia de obra, salvo en casos donde la normativa local o el régimen de protección del edificio establezcan lo contrario.

También podría ser la reparación de pequeñas grietas en el yeso de las paredes interiores, siempre que no se alteren otros elementos constructivos. Se trata de una intervención menor que forma parte del mantenimiento habitual de una vivienda, destinada a corregir desperfectos superficiales sin comprometer la integridad del edificio. Estas reparaciones suelen implicar el sellado de fisuras con masilla o yeso y su posterior pintado, sin afectar a muros de carga, elementos estructurales o instalaciones. En la mayoría de los casos, este tipo de trabajo no requiere autorización administrativa, ya que no supone una alteración significativa del inmueble.

Obras de conservación

Se refieren a medidas que garantizan que los inmuebles mantengan sus características y elementos en adecuadas condiciones sin afectar su funcionalidad, diseño o estructura. No implican sustitución o alteración de elementos principales.

La reparación de goteras en un tejado sin modificar su estructura o diseño es una obra de conservación destinada a garantizar la funcionalidad y durabilidad del inmueble. Este tipo de intervención puede incluir la reposición de tejas deterioradas, la aplicación de productos impermeabilizantes o la reparación de filtraciones en la cubierta, asegurando que el tejado siga cumpliendo su función protectora sin alterar su configuración original. Al tratarse de una actuación que busca mantener en buen estado los elementos constructivos existentes, suele considerarse una obra permitida dentro del mantenimiento del edificio, aunque en algunos casos puede requerir autorización si el inmueble está protegido o sujeto a regulaciones específicas.

También los es la sustitución de azulejos dañados en un baño sin cambiar la disposición ni los materiales de fondo, ya que busca mantener las condiciones de habitabilidad del inmueble. Este trabajo implica la reposición de las piezas deterioradas sin modificar la distribución del baño ni intervenir en las instalaciones de fontanería o electricidad. Al tratarse de una actuación puntual que preserva la funcionalidad y estética original del espacio, suele considerarse una reparación menor que no requiere licencia de obra, salvo en casos en los que el inmueble cuente con algún tipo de protección patrimonial o normativa específica.

Obras de rehabilitación

Son aquellas destinadas a recuperar un uso original perdido o implantar un nuevo uso compatible con el inmueble.

Como primer ejemplo podríamos decir que la adecuación de un antiguo local comercial para su uso nuevamente como tienda es una obra de rehabilitación que busca recuperar su funcionalidad mediante la restauración de elementos originales deteriorados. En este tipo de intervención, pueden llevarse a cabo trabajos como la reparación de revestimientos, la mejora de instalaciones eléctricas y de fontanería, la restauración de carpinterías originales y la adecuación de accesos para cumplir con normativas actuales. Aunque se respetan los elementos esenciales del local, se incorporan mejoras para adaptarlo a los estándares de seguridad, eficiencia energética y accesibilidad, asegurando su viabilidad como establecimiento comercial.

También la restauración de una casa antigua para devolverle su función de vivienda sin alterar significativamente su estructura es una obra de rehabilitación, ya que busca recuperar el uso residencial del inmueble. Este proceso puede incluir la consolidación de muros, la renovación de cubiertas y forjados, la mejora de aislamientos y la actualización de instalaciones, siempre respetando la distribución y características arquitectónicas originales en la medida de lo posible. El objetivo es garantizar la habitabilidad de la vivienda, mejorar su eficiencia energética y adaptarla a las normativas actuales sin modificar su identidad ni su valor patrimonial.

Obras de reforma: Incluyen intervenciones dentro y/o fuera de una edificación que implican la sustitución o transformación de materiales y elementos, con o sin afectación de la estructura y volumetría.

La sustitución de las baldosas del suelo de una vivienda por otras de distinto material y diseño es una obra de reforma que modifica la apariencia del espacio sin afectar a su estructura. Este tipo de intervención implica la retirada del pavimento existente y la instalación de un nuevo revestimiento, que puede ser cerámico, laminado, de madera u otro material. Aunque cambia la estética y, en algunos casos, puede mejorar el aislamiento térmico o acústico, no supone una alteración estructural, por lo que suele ser una obra permitida sin necesidad de licencia en la mayoría de los municipios, salvo que existan normativas específicas.

El derribo de una pared interior para ampliar un espacio también es una obra de reforma que permite modificar la distribución interior de una vivienda o local. Esta intervención es posible siempre que la pared no sea un elemento estructural del edificio, es decir, que no forme parte de los muros de carga ni comprometa la estabilidad de la construcción. En muchos casos, antes de realizar esta obra es necesario un estudio técnico para confirmar que la pared es un tabique divisorio y no un elemento portante. Dependiendo de la normativa local, esta reforma puede requerir una comunicación previa o licencia, especialmente si implica modificaciones en instalaciones eléctricas, de fontanería o refuerzos estructurales.

Obras de reconstrucción

Consisten en completar el estado previo de un inmueble en ruinas utilizando como base partes originales cuya autenticidad pueda acreditarse.

La reconstrucción de un muro de piedra de un edificio histórico utilizando las piedras originales recuperadas es una obra de reconstrucción que permite preservar la identidad arquitectónica del inmueble. En este tipo de intervención, se desmontan los restos del muro colapsado o en mal estado y se reutilizan las piezas originales para reconstruirlo siguiendo las técnicas tradicionales. Si es necesario, se complementa con materiales compatibles que respeten la estética y las propiedades estructurales del original. Este proceso es fundamental en la conservación del patrimonio arquitectónico, ya que permite recuperar la configuración original del edificio sin alteraciones significativas. Dependiendo de la normativa patrimonial, puede requerir autorización de organismos especializados.

Otro ejemplo es la restauración de un techo colapsado en una vivienda patrimonial empleando elementos similares a los originales. Se trata de una obra de reconstrucción que busca recuperar la funcionalidad y estética del inmueble respetando su valor histórico. En estos casos, se utilizan materiales y técnicas constructivas compatibles con las originales, como vigas de madera, tejas cerámicas o forjados tradicionales, para garantizar una integración adecuada con el resto de la edificación. Además de restablecer la estructura del techo, este tipo de intervención puede incluir mejoras en la impermeabilización y aislamiento térmico sin alterar su apariencia. Al tratarse de un bien patrimonial, es común que se requieran permisos específicos y la supervisión de especialistas en restauración.

Obras de demolición

Son aquellas dirigidas al derribo total o parcial de una construcción existente. No se considera demolición parcial el derribo de elementos estrictamente necesarios para realizar actuaciones de conservación, rehabilitación, reforma o reconstrucción, siempre que estas se ejecuten dentro del mismo proyecto de obra.

Es claro que el derribo de una casa en ruinas para construir en su lugar una nueva edificación es una obra de demolición completa, ya que implica la eliminación total de la estructura existente. Este tipo de intervención se realiza cuando el inmueble presenta un estado de deterioro avanzado que impide su rehabilitación o cuando se planea una nueva construcción en el mismo solar. Antes de ejecutar la demolición, es necesario obtener los permisos correspondientes, cumplir con las normativas de seguridad y gestión de residuos de construcción, y en algunos casos, evaluar si el edificio posee algún grado de protección patrimonial que limite su derribo.

La eliminación de una pared deteriorada dentro de un proyecto de rehabilitación no se considera una demolición independiente, sino parte de la intervención principal. En este caso, la demolición es parcial y tiene como objetivo mejorar la estructura o redistribuir los espacios sin afectar la estabilidad del edificio. Puede implicar la retirada de tabiques en mal estado, la apertura de nuevos huecos o la sustitución de elementos dañados. Aunque la magnitud de la intervención es menor que en una demolición total, sigue requiriendo una planificación adecuada para garantizar la seguridad estructural y el cumplimiento de las normativas urbanísticas.

Importancia de la Distinción Normativa

La correcta clasificación de las obras no es solo una cuestión terminológica, sino que tiene implicaciones legales y administrativas directas. Determinar con precisión a qué categoría pertenece una intervención puede definir si se requiere licencia municipal, si es necesaria la supervisión de un técnico, o si pueden aplicarse sanciones en caso de incumplimiento normativo.

Por ello, antes de iniciar cualquier tipo de intervención en un inmueble, es recomendable consultar la normativa local y, en caso de duda, asesorarse con profesionales del sector. Así se evitarán problemas legales y se garantizará que la obra se ejecute de acuerdo con las disposiciones vigentes.

Espero que esta información te haya sido útil, y te animo a seguir atento, ya que cada tanto publicaré un nuevo artículo con temas relacionados que podrían ser de tu interés. Si tienes alguna duda puedes hacerme un comentario en el siguiente cuadro:

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