Cuando diseñamos una vivienda, la seguridad es un factor clave. El Código Técnico de la Edificación (CTE), en su Documento Básico de Seguridad de Utilización y Accesibilidad (DB-SUA), establece criterios esenciales para reducir el riesgo de caídas, una de las principales causas de accidentes en el hogar. Estas normas garantizan la protección de todos los usuarios, incluyendo niños y personas mayores, sin comprometer la estética y funcionalidad del diseño arquitectónico.
Protección en desniveles y barandillas
La seguridad en el hogar es un aspecto clave en el diseño arquitectónico, y uno de los puntos más importantes es la prevención de caídas. Para reducir este riesgo, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece que cualquier desnivel, hueco o abertura con una diferencia de cota mayor a 55 cm debe contar con una barrera de protección. Esta norma se aplica a balcones, ventanas, escaleras y otros elementos arquitectónicos donde exista peligro de caída (CTE SUA 1-3.1).
Sin embargo, la normativa contempla ciertas excepciones en las que no es obligatorio instalar una barandilla. Por ejemplo, cuando la disposición del espacio hace que la caída sea muy improbable, como en el caso de zonas ajardinadas amplias o láminas de agua, donde el diseño impide el tránsito directo. Además, en los accesos a viviendas, se permite la existencia de uno o dos peldaños cerca de la fachada para evitar la entrada de agua, siempre que no interfieran con un itinerario accesible.
Un caso práctico de aplicación sería el diseño de un jardín en terraza con un desnivel de 60 cm. En este escenario, una barandilla sería necesaria para garantizar la seguridad. No obstante, si el desnivel se encuentra en un parterre rodeado de vegetación y sin tránsito habitual, la instalación de una barrera de protección no sería obligatoria.
Comprender cuándo es necesaria una barandilla permite optimizar la seguridad sin afectar la funcionalidad ni la estética del diseño. Por ello, siempre es recomendable evaluar cada caso particular y asegurarse de cumplir con la normativa vigente.
Altura y resistencia de las barandillas
Las barandillas desempeñan un papel fundamental en la seguridad de los espacios con desniveles, evitando caídas y proporcionando apoyo a los usuarios. Para garantizar su eficacia, deben cumplir con unos requisitos mínimos de altura y resistencia, establecidos por el Código Técnico de la Edificación (CTE) en su Documento Básico de Seguridad de Utilización y Accesibilidad (DB-SUA).
La altura de las barandillas varía en función de la diferencia de cota que protegen: 0,90 m de altura cuando el desnivel es igual o inferior a 6 metros, y 1,10 m de altura cuando el desnivel supera los 6 metros. En el caso de huecos de escalera con un ancho menor a 40 cm, la barandilla puede reducirse a 0,90 m (CTE SUA 1-3.2.1).Estas dimensiones aseguran una protección adecuada en función del riesgo de caída, garantizando la seguridad tanto en viviendas como en edificios de uso público.
Además de su altura, las barandillas deben ser lo suficientemente resistentes para soportar esfuerzos horizontales sin comprometer la seguridad. Las cargas que deben soportar están reguladas en el Documento Básico de Acciones en la Edificación (SE-AE), y varían según el tipo de uso del edificio: En viviendas, la exigencia de resistencia es menor debido a un menor flujo de personas, mientras que en lugares con gran afluencia, como escuelas, centros comerciales o edificios públicos, las barandillas deben ser más robustas para soportar un mayor número de usuarios y posibles impactos.
En algunos espacios, como miradores o terrazas, es común encontrar bancos situados cerca de un desnivel. En estos casos, si la caída desde el asiento supera los 1,50 metros, es obligatorio añadir un respaldo o una barrera de protección adicional para prevenir accidentes. Este refuerzo es especialmente importante en lugares donde puedan estar presentes niños o personas mayores, ya que minimiza el riesgo de caídas.
Seguridad infantil: Diseño anti-escalada
Las barandillas deben diseñarse con criterios que impidan que los niños las trepen y se expongan a caídas. Para ello, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece que, en la franja comprendida entre 30 cm y 50 cm de altura, no pueden existir elementos horizontales que sobresalgan más de 5 cm, y entre 50 cm y 80 cm, no debe haber superficies con una profundidad superior a 15 cm. Estas medidas evitan que los niños encuentren puntos de apoyo que faciliten la escalada.
Además, es fundamental que las aberturas en la barandilla no permitan el paso de una esfera de 10 cm de diámetro, lo que previene atrapamientos o el riesgo de que un niño pueda introducir la cabeza. En escaleras, los huecos entre peldaños pueden ser de hasta 5 cm, asegurando que no representen un peligro para los más pequeños (CTE SUA 1-3.2.3).
En cuanto a materiales, se recomienda el uso de barrotes verticales con una separación menor a 10 cm, ya que esta disposición impide que los niños trepen y minimiza el riesgo de atrapamiento. Si se opta por vidrio, este debe ser templado y sin bordes afilados, asegurando su resistencia y reduciendo la posibilidad de lesiones en caso de impacto.
Diseñar barandillas con estos criterios garantiza una mayor seguridad infantil sin comprometer la estética del espacio. Cumplir con la normativa no solo protege a los más pequeños, sino que también contribuye a crear entornos más seguros y accesibles para todos los usuarios de la vivienda o edificio.
Diseño de escaleras y medidas clave
Las escaleras son un elemento fundamental en la edificación y deben cumplir con dimensiones mínimas establecidas en el Código Técnico de la Edificación (CTE) para garantizar seguridad y comodidad en su uso. Estas dimensiones varían según el tipo de escalera y su función dentro del edificio.
En escaleras de uso restringido, como las que conducen a trasteros o espacios técnicos, el ancho mínimo debe ser de 0,80 m. Para escaleras de uso general, como las que comunican distintas plantas de una vivienda o edificio, el ancho requerido es de 1,00 m. Por otro lado, en escaleras principales, utilizadas en accesos y zonas de mayor tránsito, el ancho mínimo se amplía a 1,20 m para facilitar la circulación segura de los usuarios (CTE SUA 1-4.1).
Los peldaños también deben cumplir con medidas específicas para evitar accidentes. La huella (superficie donde se apoya el pie) debe tener un mínimo de 22 cm, proporcionando una base estable para el usuario. La contrahuella (altura entre peldaños) no puede superar los 20 cm, asegurando que el esfuerzo al subir sea seguro y cómodo. En el caso de escaleras curvas, la medición de la huella se realiza en el eje central si la escalera tiene un ancho inferior a 1 m; si es mayor, se mide a 50 cm del lado más estrecho (CTE SUA 1-4.2.1).
Para minimizar el riesgo de caídas, es esencial que todos los peldaños de un mismo tramo tengan dimensiones uniformes. Variaciones en la altura o profundidad de los escalones pueden generar tropiezos, afectando la seguridad de los usuarios. Cumplir con estas normas no solo evita accidentes, sino que también mejora la funcionalidad y accesibilidad de las escaleras dentro de cualquier edificación.
Señalización de desniveles pequeños
Los desniveles menores a 55 cm también pueden representar un riesgo de caída, especialmente en zonas de tránsito frecuente. Por esta razón, el Código Técnico de la Edificación (CTE) establece que estos cambios de nivel deben ser fácilmente perceptibles mediante diferenciación visual y táctil. Esta señalización debe comenzar al menos 25 cm antes del borde del desnivel para que los usuarios puedan identificarlo con suficiente antelación y evitar tropiezos (CTE SUA 1-3.1.2).
Una forma efectiva de mejorar la visibilidad de estos desniveles es el uso de bandas antideslizantes en colores contrastantes, como amarillo o blanco, que alerten a los peatones de la presencia del escalón o desnivel. Además, en espacios donde circulen personas con discapacidad visual, se recomienda complementar la señalización con superficies de textura diferenciada, como pavimentos táctiles.
Por ejemplo, en una zona de paso con un escalón aislado, se puede colocar una banda antideslizante amarilla en el borde, lo que facilita su identificación y reduce el riesgo de accidentes. Esta medida es particularmente útil en accesos a edificios, pasillos con desniveles o plataformas elevadas.
Garantizar una adecuada señalización en estos casos no solo ayuda a prevenir caídas y tropiezos, sino que también mejora la accesibilidad y la seguridad general de la vivienda o espacio público, cumpliendo con los requisitos establecidos en la normativa vigente.
Caso práctico: Diseño seguro de un balcón
Si una vivienda cuenta con un balcón situado a 80 cm del nivel del suelo, la normativa establece que debe disponer de una barandilla de 0,90 m de altura, ya que el desnivel es inferior a 6 m. Esta medida garantiza la seguridad de los usuarios al prevenir caídas accidentales.
Para cumplir con los requisitos de resistencia y durabilidad, se recomienda emplear materiales robustos y seguros, como vidrio templado con marco de acero. Esta combinación no solo proporciona protección, sino que también aporta un diseño moderno y elegante sin comprometer la seguridad.
Además, el diseño de la barandilla debe evitar elementos horizontales que puedan servir como apoyo para la escalada infantil. Esto es especialmente relevante en viviendas con niños, ya que reduce el riesgo de accidentes. También es esencial que la barandilla cumpla con la resistencia estructural exigida por la normativa, asegurando que pueda soportar esfuerzos laterales y garantizar su estabilidad en el tiempo.
Aplicar estos criterios en el diseño del balcón no solo ayuda a cumplir con el Código Técnico de la Edificación (CTE), sino que también permite disfrutar de un espacio exterior seguro, funcional y estéticamente atractivo.
Espero que esta información te haya sido útil, y te animo a seguir atento, ya que cada tanto publicaré un nuevo artículo con temas relacionados que podrían ser de tu interés. Si tienes alguna duda puedes dejarme un comentario.
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