Carlos Pallas Rodríguez | Arquitecto

Experiencia, Responsabilidad, Profesionalidad & Colaboración

Cubierta plana vs. inclinada: ¿Por cual me decido para mi vivienda?

Cada cliente sueña con su casa ideal: un lugar funcional, estéticamente atractivo y, aunque parezca mentira, con una cubierta que lo proteja. En este artículo hablaremos precisamente de la cubierta, un elemento que, además de adaptarse a los gustos del cliente, debe cumplir su función de manera eficiente.

En Galicia, donde el clima impone desafíos como lluvias constantes, alta humedad, vientos atlánticos y variaciones térmicas, la elección de la cubierta es una de las decisiones más importantes al diseñar una vivienda. No es solo una cuestión estética, sino una previsión clave para evitar problemas de salubridad, confort térmico y sostenibilidad desde el inicio del proyecto.

Como técnicos, nuestro trabajo va más allá de la simple construcción. Escuchamos los deseos del cliente y lo asesoramos sobre lo que realmente debería considerar para garantizar una vivienda eficiente y duradera. Brindar soluciones técnicas desde el inicio del proyecto es clave para lograr una cubierta funcional, resistente y adaptada a las condiciones específicas del entorno.

Además, es fundamental tener en cuenta la arquitectura del entorno. Elementos tradicionales como las cubiertas de teja o pizarra reflejan la experiencia constructiva adaptada al clima y al territorio, que perfectamente pueden convivir con imágenes modernas, como cubiertas planas con membranas impermeables o acabados en grava.

Además, es fundamental considerar la arquitectura del entorno. Las cubiertas de teja o pizarra, resultado de siglos de adaptación al clima y al territorio, pueden convivir perfectamente con soluciones más contemporáneas, como cubiertas planas con membranas impermeables o acabados en grava. Y es que el diseño debe reflejar la personalidad del propietario y, al mismo tiempo, integrarse en el ambiente cultural, natural y climático de cada región.

En este artículo, analizamos cuatro aspectos fundamentales—imagen, salubridad, mantenimiento y coste—que todo proyecto debe evaluar desde el inicio. Una cubierta mal diseñada no solo puede afectar la estética de la vivienda, sino también provocar filtraciones, pérdidas de energía o incluso daños estructurales. Por ello, una planificación técnica rigurosa es esencial para garantizar que cada hogar, y en especial su cubierta, resista los inviernos gallegos, asegurando confort, eficiencia y durabilidad a lo largo del tiempo.

1. Imagen

La cubierta plana suele asociarse con la arquitectura contemporánea, vinculada a líneas simples y diseños versátiles. Su estética minimalista permite la creación de terrazas o jardines en la cubierta, generando espacios adicionales que conectan el interior con el exterior. Sin embargo, aunque se considera un símbolo de modernidad, no siempre es así.

En Galicia, y especialmente en el ámbito rural, las construcciones tradicionales han definido una imagen característica, donde las cubiertas inclinadas son predominantes. No obstante, la cubierta plana se ha ido integrando progresivamente en estos entornos, demostrando que puede convivir con la arquitectura local cuando se diseña con sensibilidad.

Para lograr una adecuada integración en paisajes históricos o rurales, se recomienda incorporar volúmenes escalonados para suavizar la horizontalidad y adaptarse mejor al entorno, utilizar materiales locales en las fachadas, como piedra granítica o madera tratada, para crear un equilibrio entre tradición y modernidad, o incluso integrar vegetación en la cubierta, permitiendo que se funda con el paisaje natural.

Desde un punto de vista técnico, una cubierta plana debe estar cuidadosamente diseñada para responder a las condiciones climáticas de la región. Es fundamental contar con sistemas de drenaje eficientes—como canaletas y pendientes mínimas del 2%—y membranas impermeables de alta calidad, evitando acumulaciones de agua y garantizando su durabilidad en un clima húmedo y lluvioso.

La cubierta inclinada es parte del legado arquitectónico de Galicia. Su presencia en aldeas y casas antiguas no solo responde a una cuestión estética, sino también a una solución práctica frente al clima. Las pendientes pronunciadas (entre 30° y 45°) facilitan el escurrimiento del agua, evitando filtraciones y acumulaciones, mientras que materiales como la pizarra o la teja cerámica ofrecen resistencia a la humedad y aportan calidez.

Optar por una cubierta inclinada permite combinar la estructura tradicional con elementos modernos, como lucernarios discretos o detalles en zinc, aprovechar el espacio bajo la cubierta para mejorar el aislamiento térmico, un aspecto clave en los inviernos húmedos, y mantener la coherencia visual en zonas protegidas o rurales, contribuyendo a la preservación del paisaje y al valor patrimonial de la propiedad.

Más allá de su estética, la cubierta inclinada sigue siendo una opción funcional y eficiente, capaz de adaptarse a las necesidades actuales sin perder su conexión con la tradición constructiva gallega.

¿Y entonces? La elección final de la cubierta depende de las preferencias del propietario y del entorno geográfico. En la costa, donde la salinidad exige materiales resistentes a la corrosión, una cubierta inclinada suele resultar apropiado. En la periferia de ciudades grandes como Vigo o A Coruña, las cubiertas planas están ganando popularidad, siempre cumpliendo con las normativas urbanísticas. En las zonas rurales, optar por tejas curvas o pizarra no solo es una decisión estética, sino también un reconocimiento de la rica tradición constructiva gallega.

En resumen, el techo ideal es aquel que se integra armoniosamente con el paisaje y resuelve los desafíos del clima, como la lluvia y el viento. Como técnico, mi labor es convertir los deseos del cliente en soluciones prácticas que respeten tanto sus ideas como las características del entorno gallego.

2. Gestión del agua

En un clima en el que la lluvia moldea el paisaje, gestionar la presencia de agua en los techos requiere una planificación cuidadosa. La cubierta plana necesita un diseño preciso en cuanto a pendientes y drenajes, mientras que el techo inclinado se enfoca en materiales duraderos y en una evacuación eficiente del agua. Ambas soluciones comparten la idea de que invertir en un buen diseño y mantenimiento hoy previene problemas y gastos en el futuro.

Las cubiertas planas son estéticamente más atractivos, pero pueden presentar problemas de acumulación de agua si no están bien diseñadas. En zonas con más de 200 días de lluvia al año como es Galicia, un mal drenaje puede provocar filtraciones, humedad en la estructura y la proliferación de algas y musgo. Para evitar estos problemas, es fundamental que la cubierta cuente con una pendiente mínima (2-5%) suficiente para dirigir el agua hacia los sumideros o canalones.

Debe contar con un sistema que permita la rápida evacuación mediante canaletas o sumideros. El uso de canaletas internas con rejillas que evitan la acumulación de hojas, combinadas con membranas impermeables de PVC o EPDM, ofrecen flexibilidad y alta resistencia al agua. Tambien es fundamental que cuente con desagües redundantes, con al menos la instalación de dos sumideros por cada 100 m², conectados a bajantes independientes para prevenir obstrucciones. Incluso contemplar la presencia de rebosaderos, obligatorios en el caso de la presencia de un solo sumidero en la cubierta.

Por último, es importante un Mantenimiento regular: Inspecciones cada seis meses para limpiar canaletas, eliminar sedimentos y revisar juntas y membranas.

Las cubiertas inclinadas, con un ángulo de 30 a 45 grados, facilitan el rápido escurrimiento del agua gracias a la gravedad, reduciendo el riesgo de acumulaciones. Sin embargo, su efectividad depende de la calidad y el diseño de los elementos de drenaje. Se debe de contar con canalones de alta capacidad, fabricados en zinc, aluminio o PVC, con un diámetro mínimo de 150 mm para manejar lluvias intensas. También debe contar con bajantes estratégicamente ubicadas, instaladas cada 10-12 metros para evitar sobrecargas. En zonas con abundante vegetación, se recomienda revisar las posibles obturaciones por hojas. Importante contar con refuerzos en cornisas y aleros. El uso de chapa galvanizada y goterones integrados para evitar que el agua se desborde y cause daños en las fachadas.

Con estos elementos bien implementados, una cubierta inclinada garantiza un drenaje eficiente y protege la estructura de filtraciones y deterioro.

3. Mantenimiento en el día a día

En Galicia, donde la humedad y las lluvias son constantes, el mantenimiento de la cubierta es esencial para evitar daños estructurales y gastos innecesarios. Una gotera sin reparar o una canaleta bloqueada pueden derivar en problemas graves, por lo que tanto las cubiertas planas como las inclinadas requieren atención regular para mantenerse en buen estado.

Mantenimiento de cubiertas planas

Debido a su diseño horizontal, las cubiertas planas tienden a acumular agua, hojas, sedimentos y microorganismos. Para evitar filtraciones y deterioro, es fundamental adoptar un mantenimiento metódico y preventivo:

Revisiones periódicas: Inspeccionar cada 3-4 meses las juntas, sellados y membranas en busca de grietas o desprendimientos. Tras tormentas intensas, verificar que los sumideros no estén bloqueados por ramas o barro, especialmente en zonas boscosas.

Limpieza estratégica: Mantener canaletas y sumideros despejados con cepillos y agua a presión. En otoño, utilizar protectores antihojas para evitar acumulaciones. Además, eliminar musgo y algas con productos biocidas no corrosivos, evitando la lejía, que puede dañar las membranas.

Control de humedad interior: Supervisar posibles filtraciones y prevenir condensaciones. Es esencial asegurarse de que las rejillas de ventilación estén despejadas y permitan una adecuada circulación de aire.

Un mantenimiento regular garantiza que la cubierta plana se conserve en óptimas condiciones, prolongando su vida útil y reduciendo el riesgo de problemas estructurales.

Mantenimiento de cubiertas inclinadas

La inclinación del techo permite que el agua escurra de forma natural, reduciendo la acumulación. Sin embargo, para garantizar su buen estado a lo largo del tiempo, es necesario realizar inspecciones y mantenimientos específicos:

Inspecciones estacionales: En primavera y otoño, comprobar que las tejas o pizarras no se hayan desplazado por los fuertes vientos, especialmente en zonas costeras. En invierno, revisar la cubierta para detectar posibles daños por hielo, ya que las bajas temperaturas pueden fracturar materiales, sobre todo en áreas montañosas.

Canalones y bajantes: Realizar una limpieza anual, retirando hojas y sedimentos con herramientas adecuadas. En zonas arboladas, se recomienda el uso de redes protectoras para evitar obstrucciones.

Ventilación y estructura: Asegurar que las rejillas de ventilación no estén obstruidas por nidos de aves o insectos, permitiendo una correcta circulación de aire. En construcciones antiguas, realizar inspecciones cada diez años para verificar el estado de la madera tratada contra plagas, como la carcoma o las termitas.

Un mantenimiento adecuado no solo prolonga la vida útil de la cubierta inclinada, sino que también previene filtraciones y daños estructurales.

Cuidar la cubierta no se trata solo de dedicar unas horas al año, sino de garantizar la durabilidad de la estructura a lo largo del tiempo. Mientras que la cubierta plana requiere un mantenimiento constante y el uso de tecnología para compensar su vulnerabilidad, la cubierta inclinada necesita atención en aspectos puntuales. Un pequeño esfuerzo de mantenimiento hoy puede evitar grandes problemas mañana, asegurando así la seguridad y el bienestar del hogar.

4. Coste: inversión inicial y ahorro a largo plazo

El coste total de una cubierta se compone de tres factores: la inversión inicial, los gastos de mantenimiento y su vida útil. Decidir entre un mayor desembolso al principio o afrontar reparaciones posteriores es una cuestión clave, ya que una decisión apresurada puede derivar en arreglos costosos o incluso en la necesidad de reemplazar la cubierta antes de lo previsto.

Las cubiertas planas suelen representar una opción más accesible en la fase de construcción, debido a su menor complejidad estructural en comparación con las cubiertas inclinadas. Sin embargo, este ahorro inicial puede verse afectado si no se tienen en cuenta ciertos aspectos técnicos. Su instalación requiere menos material, lo que reduce costos en un primer momento. Además, pueden emplearse sistemas ligeros que faciliten la construcción y minimicen la carga estructural.

A pesar de la inversión inicial moderada, existen riesgos económicos a medio plazo. Un drenaje inadecuado puede generar acumulación de agua, filtraciones y daños en la estructura si no se diseñan correctamente las pendientes y los sumideros. Además, el mantenimiento debe ser periódico, con limpieza regular de canaletas, revisión de juntas y aplicación de tratamientos específicos para prevenir la aparición de humedad. Otro factor a considerar es la vida útil de los materiales empleados, ya que algunos pueden deteriorarse con mayor rapidez en entornos con condiciones climáticas adversas.

Por otro lado, las cubiertas inclinadas requieren una mayor inversión inicial debido a la complejidad de su estructura y a los materiales empleados. No obstante, este tipo de cubierta ofrece ventajas a largo plazo que pueden compensar su mayor costo de construcción. Su durabilidad es significativamente mayor, con una resistencia superior frente a las condiciones climáticas extremas. El mantenimiento también es menos frecuente, ya que su inclinación facilita el drenaje natural del agua, reduciendo la acumulación de humedad y sedimentos.

Otro beneficio importante de las cubiertas inclinadas es su impacto en la eficiencia energética. La ventilación natural y la cámara de aire que se genera bajo el techo contribuyen a mejorar el aislamiento térmico, reduciendo el consumo energético en calefacción y climatización. Esto puede traducirse en un ahorro significativo a lo largo del tiempo, lo que refuerza su viabilidad económica en el largo plazo.

A la hora de elegir entre una cubierta plana o inclinada, es fundamental considerar el contexto y las prioridades de cada proyecto. Si se busca una solución más accesible a corto plazo, las cubiertas planas pueden ser una opción viable, siempre que se implementen sistemas de drenaje eficientes y se realice un mantenimiento constante. Por el contrario, si se prioriza la durabilidad y el bajo mantenimiento a lo largo de varias décadas, las cubiertas inclinadas representan una alternativa más rentable, especialmente en zonas expuestas a condiciones climáticas adversas.

Además, existen programas de apoyo para la rehabilitación y mejora de la eficiencia energética en las cubiertas. En algunas regiones, se ofrecen incentivos y subvenciones para aquellas soluciones que favorezcan el ahorro energético y reduzcan el impacto ambiental, tanto en cubiertas inclinadas con buen aislamiento térmico como en cubiertas planas con sistemas sostenibles.

Independientemente del tipo de cubierta elegida, una planificación adecuada y un mantenimiento periódico son esenciales para garantizar su funcionalidad y prolongar su vida útil, evitando gastos imprevistos y asegurando el confort y la seguridad del edificio.

El costo de un techo en Galicia no depende solo del precio por metro cuadrado. Factores como el clima, la ubicación y las necesidades del propietario influyen en el costo total. Mientras que el techo plano puede ser una opción adecuada en entornos urbanos con un buen seguimiento técnico, el techo inclinado es una inversión a largo plazo que combina resistencia, durabilidad y valor cultural. Como técnicos, nuestro objetivo es usar estos datos para tomar decisiones informadas y asegurar que cada euro invertido hoy prevenga problemas futuros.

Para una vivienda en Galicia, es fundamental evaluar estos aspectos de manera práctica. La cubierta inclinada, al favorecer una mejor evacuación del agua, requerir menos mantenimiento y encajar de manera natural en el entorno, suele ser la opción más segura y eficiente para el clima gallego. No obstante, la decisión final dependerá de las preferencias personales y del compromiso del propietario con el mantenimiento de la vivienda. Nuestro objetivo como técnicos es asesorar al cliente para que elija la solución que mejor se adapte a su casa ideal y a las condiciones específicas del entorno, anticipando y resolviendo los posibles problemas desde el diseño inicial.

Espero que esta información te haya sido útil, y te animo a seguir atento, ya que cada tanto publicaré un nuevo artículo con temas relacionados que podrían ser de tu interés. Si tienes alguna duda puedes hacerme un comentario en el siguiente cuadro:

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